Letras de Vinagre y Rosas

EMBUSTERA

Siempre voy a tenerte que agradecer
que haya sido conmigo tan embustera
y me hayas enseñado lo que es querer:
bailar mientras rodamos por la escalera.

Has despejado mis dudas
y has logrado que aprendiese
a ser un perfecto judas
desde la jota a la ese.

Contigo que comprendido que la humedad
es algo que se seca y se olvida
gracias a ti he sabido que la verdad
es sólo un cabo suelto de la mentira.

Por eso sé que perderte
no era quedarse sin nada,
la muerte es sólo la suerte
con una letra cambiada.

Embustera,
tu corazón
es una cremallera
de Christian Dior,
blanqueas emociones
traficas con botones
pierdes con mi perdición.

Dormir contigo es repetir francés en una facultad
donde un Miró parece una esquela
y enseñan cuánto mide la oscuridad:
sumando pesadillas y duermevelas.

Hoy llamo a las rosas pan
y al vinagre desatino;
las mujeres que se van
se quedan en el camino.

Por mucho que me duela, debo admitir
que otras me ven sin ropa y tú
desnudo.

Será mucho mejor, si pretendo huir,
cortar la cuerda, deshacer el nudo.

Ya no juego en tu tablero.
He roto nuestra baraja.
Sólo diré que te quiero
si es a punta de navaja.

Dormir contigo es repetir francés enuna facultad
donde un Miró parece una esquela
y enseñan cuánto mide la oscuridad:
sumando pesadillas y duermevelas.

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Vinagre y Rosas

Cuando aprendí a tragar fuego
el circo ya se había ido
de Albacete a Nueva York.
El elefante está ciego
el domador malherido
¿quién ha mentido, mi amor?

La canción que estoy cantando
empieza en otras canciones
y acaba en un hospital.
¿Por qué me sigo jugando
la vida a pares o nones
por fulanita de tal?

Cuando el flautista de hamelin
sacó un ratón de su bombín,
Polichinela se fugó con Arlequín.
Hay mariposas de arrabal
que nunca aprenden a volar,
vinagre y rosas,
a la hora de cenar.

La trapecista polaca
se encaprichó de un forzudo
caminito de Moscú.
Cambió mi oro por su alpaca,
maldita ley del embudo,
no valgo menos que tú.

El lanzador de cuchillos
por llevarse algo al bolsillo
trabaja de afilador.
El hombre bala se enfada,
su pólvora está empapada
de tanto decir adiós.

Cuando el flautista de hamelin
sacó un ratón de su bombín,
Polichinela se fugó con Arlequín.
Hay mariposas de arrabal
que nunca aprenden a volar,
vinagre y rosas,
a la hora de cenar.

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